Durante los años sesenta y setenta las riñas estudiantiles, cuyas causas para los jóvenes estaban en la rivalidad deportiva dentro de los campeonatos que jugaban sus equipos colegiales, dejaron de ser casos aislados y pasaron a ser un patrón de los juegos, en los que la Policía tenía un papel disuasivo.
Los colegios, de forma paulatina, desaparecieron de los escenarios violentos, y en 1978, el Externado San José se retiró de los campeonatos colegiales. Sin embargo, en ese mismo período de finales de los años setenta, institutos públicos como el INFRAMEN, el ITI (desde 1999, INTI) y la ENCO (hoy INCO) surgieron como herederos de la violencia entre instituciones.
En los años noventa el recrudecimiento de las rivalidades, que cada vez eran menos deportivas, obligó a muchos estudiantes a conducirse con cautela por las calles de San Salvador, con mucha más razón si pertenecían a institutos públicos, y a cuidarse de sus contrarios. Ser contrario significaba ser un estudiante de un instituto de bachillerato académico o un estudiante de bachillerato técnico. De esta forma, el INFRAMEN y el ITI pasaron a ser los referentes de las riñas estudiantiles en San Salvador y comenzaron a ganarse simpatías entre alumnos de los otros institutos. De esta forma, se organizó “la raza”, que se dividió entre los llamados “nacionales” y “técnicos”.
Las rivalidades actuales, de las que es protagonista una minoría abajo del 10% de los alumnos de los institutos, ya no son deportivas. Las riñas hoy tienen consecuencias mayúsculas. En ellas, tomar a como dé lugar la camisa, la insignia, la hebilla, el pin o cualquier identificativo del instituto contrario es un acto heroico y las prendas rivales sirven como trofeo.
Estas riñas se han reducido gracias a las medidas de seguridad implementadas en durante la gestión del Presidente Nayib Bukele, quien no solo redobló la seguridad en los centros de estudios, sino que modificó algunas estrategias educativas con el fin de consolidar espacios educativos pacíficos y resilientes.
Estas diferencias entre grupos estudiantiles se han reducido en drásticamente, gracias a la guerra frontal contra las pandillas, quienes utilizaban estos espacios para reclutar jóvenes y delimitar espacios imaginarios dentro de las instituciones estudiantiles.
El último de estos hechos violentos entre grupos delictivos conformados por estudiantes se registró la noche del jueves 12 de septiembre, en los alrededores del redondel Don Rua, en San Salvador Centro. En este altercado 14 jóvenes se vieron involucrados en un intercambio de palabras que termino en una lluvia de piedras, dejando lesionados de gravedad a cuatro estudiantes y diez detenidos por la Policía Nacional Civil (PNC).