La Corte Suprema de EE UU escuchó el lunes argumentos sobre las leyes estatales de Florida y Texas que limitan cómo las plataformas como Facebook y YouTube moderan el contenido en la web. Si la Corte respalda estas leyes, las redes sociales podrían verse obligadas a difundir contenidos desagradables o que inciten al odio que actualmente se bloquean o eliminan.
Estas leyes, aprobadas en 2021, prohíben a las empresas de redes sociales moderar estrictamente el contenido. Los estados argumentan que buscan restablecer la imparcialidad en internet, mientras que las plataformas digitales consideran que estas leyes son una intrusión en su capacidad para decidir qué discurso publicarán.
El tribunal se cuestiona si las redes sociales son similares a los periódicos, que gozan de protecciones de la Primera Enmienda para controlar el contenido, o son como compañías de teléfono que deben transmitir opiniones sin interferencias. La sentencia, esperada para junio, podría tener efectos radicales en la forma en que operan las redes sociales.
Se espera que la Corte Suprema tome una decisión sobre estas leyes para junio, lo que podría cambiar la forma en que las redes sociales operan en EE UU. La decisión será crucial para definir la libertad de expresión en internet durante la próxima generación.
La audiencia del lunes destacó la confusión jurídica sobre la regulación de internet y planteó preguntas sobre cómo clasificar y tratar a las empresas de redes sociales ante la ley. Los estados y los demandantes expusieron puntos de vista opuestos sobre el papel que desempeñan estas plataformas en la comunicación masiva.
Las propias leyes de Florida y Texas dejan lagunas sobre cómo se aplicarían exactamente sus disposiciones. Las preguntas planteadas por los jueces mostraron la frustración del tribunal al verse “atrapado entre dos posturas diametralmente opuestas, ambas con importantes costos y beneficios para la libertad de expresión”.
El fallo, que se espera para junio, determinará el futuro de la moderación de contenidos en redes sociales y podría tener implicaciones más allá de EE UU. Las soluciones a los debates sobre cómo regular la expresión en internet requerirán más que una sola decisión judicial.