El FC Barcelona no quiso esperar más y ya tiene LaLiga Española en sus manos. Una Liga merecida en la que saca una gran ventaja a sus rivales.
La 27 del club y la primera de un Xavi que llegó al banquillo azulgrana para esto, ganar títulos y conseguir que el equipo vuelva a codearse con los mejores en España y en Europa.
El título tiene además el aliciente añadido de lograrlo en el derbi barcelonés ante un Espanyol al que deja además herido de muerte y con un pie en Segunda. La rivalidad deportiva en su máximo exponente.
Se pueden destacar muchos motivos por los que el Barcelona es un justo ganador de esta Liga, pero es oportuno destacar la seguridad defensiva y la descomunal temporada de Ter Stegen. El meta alemán ha logrado dejar su portería a cero en 25 partidos, sí en 25, récord del campeonato. No hay mucho más que decir en ese aspecto. Y en la delantera tiene a Lewandowski, que lleva 21 goles en su estreno en la Liga española y eso que ha tenido rachas en las que el polaco estaba negado con el gol. Con el mejor portero y el máximo goleador en tus filas todo es más fácil.
La tensión estaba latente en el ambiente y se desató casi con el pitido inicial de De Burgos Bengoechea. Antes de los 10 minutos ya había visto una amarilla Koundé y el árbitro vasco perdonó otras dos a Melamed y Busquets. Y en el 11 el cuadro azulgrana empezó a certificar el alirón con un gol de Lewandowski a pase de Balde. El polaco remató desde cerca un centro desde la izquierda para sellar su gol número 20 y asegurarse el trofeo Pichichi en su estreno en LaLiga.
Pedri ya había avisado unos minutos antes aprovechando los huecos que dejaba la acelerada salida de los pericos. El Barça jugaba a su antojo ante un rival mermado por su propia ansiedad y a los 20 minutos todo quedó visto para sentencia con el primer gol de Balde como azulgrana. El lateral se zafó de Óscar Gil y remató solo en el segundo palo un centro de Pedri. Y por si había dudas, Lewandowski hizo el tercero antes del descanso tras un servicio de Raphinha.
La segunda parte fue un drama para el Espanyol. Su orgullo le obligaba a no bajar los brazos ante un imposible y el Barcelona quería hacer más sangre. Luis García sacó a Puado y Calero, pero todo daba igual.
Koundé hizo el cuarto al cabecear un centro medido de De Jong. Quedaba más de media hora y la grada del RCDE Stadium era todo un poema. Lágrimas, aficionados abandonando el campo antes de tiempo viendo a un Espanyol impotente que va a necesitar ganar tres de los cuatro partidos que le quedan si quiere soñar con la salvación. Algunos seguidores espanyolistas se perdieron el gol del honor de Puado a falta de un cuarto de hora. Y Ter Stegen evitó el 2-4 tras un remate desde cerca de Joselu que hubiera podido dar emoción a los últimos minutos. Con el partido roto, el gol rondó ambas porterías y en el 92 llegó el 2-4 de Joselu. Nada cambió, el Barça es campeón.
