En tiempo récord el Juzgado Primero de lo Mercantil resolvió la solicitud de embargo contra el Banco Davivienda y todo gracias a dos jueces suplentes.
¿Eficiencia o manipulación? Usted juzgue. Entre el 28 y 31 de octubre, la jueza titular María Flor Silvestre López se incapacitó por orden médica y la suple Ángel Antonio Cornejo Cañenguez.
En su último día en el cargo, Cornejo Cañenguez ordenó que el juzgado conociera la solicitud de embargo presentada por el cafetalero José Antonio Salaverría, contradiciendo lo dispuesto por Silvestre López, quien dispuso esperar la resolución de Sala de lo Constitucional a la demanda de amparo presentada por el banco.
El juez José Guillermo Ramos Chorro dio la estocada final, gracias que suplía a María Flor Silvestre López en su segunda incapacidad que inició el 11 de noviembre a la fecha.
Ramos Chorro tomó dos decisiones: 1) ignorar varias resoluciones firmadas por la jueza Silvestre a favor de Davivienda y 2) ordenar y expedir la orden de embargo solicitada por José Antonio Salaverría.
En mes y medio dos jueces se las ingeniaron para ayudar al ex cafetalero, tomando decisiones exprés y contrarias a las disposiciones de la juez titular.