La Embajada de la República Popular China en El Salvador continúa consolidando su papel como aliada estratégica en el fortalecimiento de los lazos culturales y educativos entre ambas naciones. Su reciente apoyo a una jornada en el Centro Escolar de Educación Especial del Barrio San Jacinto destacó la importancia de la cooperación internacional en la construcción de una sociedad más inclusiva y consciente de su identidad.
En esta actividad, participaron niños con capacidades especiales que cursan su año educativo, quienes tuvieron la oportunidad de conocer de cerca aspectos de la cultura china, desde la caligrafía y la danza hasta juegos tradicionales. La jornada fue acompañada también por el Instituto Confucio, con sede en la Universidad de El Salvador, entidad que promueve el aprendizaje del idioma mandarín y el intercambio académico entre ambos países.
La maestra Carolina de Hernández, del centro educativo, explicó que la experiencia permitió a los estudiantes vivir un proceso de aprendizaje distinto, enfocado en valores como la igualdad, la identidad y el respeto hacia otras culturas. “Queríamos que los niños vivieran un momento diferente, que conocieran cómo se enseña y se aprende en otros contextos”, señaló.
Hernández destacó que este tipo de espacios contribuye a que los niños con capacidades especiales desarrollen un sentido de pertenencia y fortalezcan su identidad nacional. “Se busca que ellos comprendan su valor dentro de la sociedad, que aprendan sobre su país, su bandera, su cultura, y que, pese a sus limitaciones, sepan que pueden soñar, aprender y compartir con otras naciones”, añadió.
La cooperación de la Embajada de China ha sido clave para abrir nuevas rutas de intercambio educativo y cultural, brindando oportunidades de crecimiento a las comunidades escolares salvadoreñas. Con iniciativas como esta, se fomenta no solo el conocimiento de otras culturas, sino también la formación de un “yo patriota” en los estudiantes, que aprenden a reconocerse como parte activa de su nación y del mundo.
El vínculo entre El Salvador y la República Popular China se ha consolidado en los últimos años a través de proyectos de educación, infraestructura, tecnología y cultura. En el ámbito educativo, la participación de la Embajada y del Instituto Confucio ha permitido generar espacios donde los niños pueden descubrir que la diversidad cultural no es una barrera, sino una oportunidad para aprender, respetar y soñar.
“Queríamos que fueran ellos, que los niños conocieran de primera mano su cultura, su arte y su forma de ver el mundo. Así aprenden que fuera de nuestras fronteras hay amigos con quienes compartir y aprender”, expresó Hernández al referirse a la importancia de invitar a los representantes de la nación asiática.
El evento concluyó con una jornada de integración en la que los estudiantes reafirmaron su compromiso con el aprendizaje, la inclusión y la identidad. Experiencias como esta refuerzan la idea de que la cooperación internacional puede transformar la educación, inspirando a los niños salvadoreños —sin importar sus capacidades— a creer en un futuro donde todos tengan un lugar y una voz.