Un asesinato de sacerdote en México ha vuelto a poner el foco sobre la violencia en Guerrero. El sacerdote Bertoldo Pantaleón, desaparecido desde el fin de semana, fue hallado sin vida este lunes, según informó la Fiscalía estatal. El hallazgo plantea interrogantes sobre los responsables y motivos de este crimen en un estado marcado por la inseguridad.
La violencia en Guerrero y en otras regiones de México afecta al país entero, con asesinatos, bloqueos carreteros y desapariciones que golpean tanto al norte como al sur. A pesar de la disminución temporal de algunos delitos de alto impacto, hechos recientes recuerdan crímenes pasados, como el asesinato de los sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora en Chihuahua en 2022.
Pantaleón, de 58 años, era párroco de Mezcala, comunidad cercana a Chilpancingo, zona históricamente vinculada al narcotráfico y ahora controlada por el crimen organizado en México, relacionado con minería y opioides sintéticos. Originario de Ajuchitlán, Tierra Caliente, provenía de una familia numerosa y humilde. En 2019 relató que, pese a la oposición familiar inicial, siguió su vocación hasta cumplir su objetivo.
Guerrero enfrenta un conflicto entre los grupos Tlacos y Ardillos, que ha dejado bloqueos y ataques incluso en la capital, Chilpancingo. La violencia ha afectado la vida cotidiana: cierre de escuelas, transporte interrumpido y asesinatos ligados a extorsión. Este patrón refleja cómo el crimen organizado mexicano ha diversificado sus actividades, pasando del narcotráfico al control económico y territorial, replicándose también en estados como Michoacán, Tabasco y Chiapas.