Concepción de Ataco, en Ahuachapán, se vistió de fiesta con la tradicional celebración de los farolitos, una costumbre centenaria que cada 7 de septiembre transforma el pueblo en un tapiz de luz y creatividad. La festividad rinde homenaje al nacimiento de la Virgen María y reúne a miles de personas que recorren las calles empedradas iluminadas por faroles de todos los tamaños y colores.
Los farolitos, elaborados con papel de seda, cartón o estructuras de madera, muestran diseños que van desde figuras religiosas hasta representaciones culturales y paisajes artísticos. Cada creación refleja la identidad y el ingenio de la comunidad, convirtiendo la celebración en una muestra viva de fe y de arte popular.
“Lo más especial es que la tradición une a todos: familias, turistas y vecinos trabajamos juntos para llenar de luz cada rincón del pueblo”, expresó una habitante, mientras encendía un farol elaborado junto a sus hijos.
La fiesta, además de su profundo sentido religioso, se ha convertido en un atractivo turístico que atrae a visitantes de diferentes partes del país y del extranjero. Muchos aprovechan la ocasión para degustar el café local, recorrer los murales y disfrutar del ambiente festivo que caracteriza a Ataco.
La noche concluye con rezos, cantos, música y bailes que refuerzan el carácter comunitario de la celebración. Así, los farolitos siguen brillando como un símbolo de fe, cultura y tradición, transmitido de generación en generación en el corazón del occidente salvadoreño.