Cada año, miles de aves rapaces cruzan los cielos salvadoreños en un espectáculo que anuncia el cambio de estación. Este fenómeno, conocido como el paso de los azacuanes, combina ciencia, tradición y un toque de misticismo que sigue fascinando a generaciones.
¿Qué es el paso de los Azacuanes?
El paso de los Azacuanes es el nombre que los salvadoreños dan a la migración de aves rapaces que surcan los cielos del país entre los meses de octubre y marzo. Estas bandadas viajan desde América del Norte hacia América del Sur, en busca de climas más cálidos y abundancia de alimento.
Durante su travesía, los azacuanes forman impresionantes figuras en el cielo, moviéndose en perfecta sincronía, lo que convierte su paso en uno de los espectáculos naturales más admirados en la región.
El origen de su nombre y su significado cultural
La palabra “azacuán” proviene del náhuatl ne ajatzakwani, que significa “las que se van”. Para los pueblos originarios y comunidades rurales, la llegada de estas aves simboliza el final de la temporada de lluvias y el inicio del verano.
Este conocimiento ancestral ha sido transmitido de generación en generación, convirtiendo al fenómeno no solo en un hecho biológico, sino también en una referencia cultural y climática que marca el ritmo de la vida agrícola salvadoreña.
Especies que forman parte del fenómeno
Entre las aves más reconocidas del paso destacan el zopilote cabeza roja (Cathartes aura) y el gavilán de Swainson (Buteo swainsoni), aunque también pueden observarse halcones, águilas y milanos.
Expertos en biodiversidad señalan que El Salvador forma parte de una de las rutas migratorias más importantes del continente, y que la presencia de los azacuanes es un indicador de la buena salud ecológica de la región.
¿Dónde y cuándo se pueden observar?
El espectáculo natural puede apreciarse en distintas zonas del país, especialmente en áreas rurales y montañosas como Santa Ana, Chalatenango y Morazán. Las bandadas suelen cruzar el cielo en horas de la mañana y la tarde, cuando las corrientes de aire cálido les permiten planear a gran altura.
Durante el paso, los cielos se llenan de figuras que parecen coreografías naturales, generando asombro entre quienes tienen la suerte de presenciarlo.
Más que un fenómeno natural, un legado vivo
El paso de los azacuanes es un fenómeno que conecta a la naturaleza con las tradiciones del pueblo salvadoreño. A través de los años, su observación se ha convertido en una mezcla de admiración científica y respeto cultural.
Su presencia recuerda la importancia de proteger los ecosistemas naturales y de valorar el conocimiento ancestral que permite interpretar los cambios de la naturaleza.
En resumen, el paso de los azacuanes es mucho más que una migración: es un evento que marca el pulso del tiempo en El Salvador, uniendo la sabiduría popular con la belleza del mundo natural.